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ANTECEDENTES DE LA REVOLUCIÓN GUNA

Porque luchamos

Durante los primeros veinte años de Panamá como país independiente, los gunas tuvieron serias diferencias con los gobiernos nacionales, porque intentaban erradicar su cultura, irrespetaban sus costumbres y a sus autoridades indígenas, aparte querían despojar sus tierras y eran ultrajados por los intendentes y los policías coloniales (un colono para un indígena, es un no indígena).


Así como la invasión española de 1492 impulsó a los americanos raizales  a mantener una guerra permanente, esta independencia, la de Panamá, trajo consigo también sus propias provocaciones. El colonialismo interno o la política indigenista panameña no escatimó esfuerzos en tratar de “civilizar y cristianizar a los “bárbaros Gunasdulemar. Esta mentalidad racista, proclive a florecer en el alma del etnoladinopanameño, la  podemos ilustrar con las palabras de   Ramón Valdés, un preclaro hombre de la época: “La Asamblea Nacional, en la ley 59 de 1908, estableció con bastante acierto el plan que se ha de realizar para reducir a la vida civilizada las tribus salvajes de indígenas que existen en el país. Las más numerosas de esas tribus son las de la raza cuna que habitan en las costas llamadas de San Blas…”. 


A fin de cumplir con su programa indigenista el gobierno etnoladinopanameño creó la Policía Colonial, que posteriormente fue reforzada con un grupo de jóvenes Gunasdulemar, educados e instruidos en la metrópoli. Uno de esos jóvenes fue Claudio Iglesias. Había culminado sus estudios en la Escuela de Artes y Oficios, con el flamante título de ebanista. Habiendo sido nombrado en el Cuerpo de la Policía Colonial empezó a atacar con más  furor su cultura materna. El colonialismo interno empezó a mostrar sus primero frutos y, sus primeros frutos habían sido creados a imagen y semejanza de los etnoladinopanameños. Esta fue una de las épocas  en que la cultura Dule  sintió con más violencia el azote y la persecución por parte del colonialismo interno y de sus representantes: los Naggar Sidsigan (La Policía Colonial).

Este hecho está ligado a un incidente el 20 de abril de 1921, que se escenificó en la isla de Yandub y Agguanusadub un movimiento de occidentalización a las mujeres, que consistía en cambiarles su vestimenta tradicional que es la Mola, quitarles el aro de oro puro de la nariz, las planchas de oro de alto quilate, los abalorios, los güines y los collares de moneda que usaban de adornos. Pero una mujer se escapó de Yandub y huyó a Uwargandub, de donde provenía. La policía, en represalia, mantuvo encarcelados a sus hijos y a su yerno, quien fue liberado para que la fuera a buscar.

Ese día, en Uwargandub había un congreso indígena y allí se decidió no dejar ir a la mujer, por lo que el sáhila le envió, en nombre de la comunidad, un mensaje a los policías diciéndoles que no fueran a buscarla. Los policías no hicieron caso al mensaje y enviaron esa misma noche una comisión a Uwargandub de dos policías coloniales y tres policías indígenas. Al intentar detener a algunos de los parientes varones de la mujer, empezó la batalla y murieron tres moradores del pueblo; dos policías indígenas y los otros fueron heridos ferozmente con machete cuando huían en un cayuco. Los cadáveres de los policías se dejaron en el agua, amarrados a un palo encavado en la arena, hasta que llegaron a recogerlos sus familiares.

El ambiente siguió tenso hasta enero de 1925. Juan Demóstenes Arosemena era el gobernador de la provincia de Colón y sentía preocupación por la información que le había suministrado el intendente de San Blas, Andrés Mojica, sobre un supuesto movimiento independentista entre los indígenas, por lo que se decidió comunicarle al secretario de Relaciones Exteriores, Horacio F. Alfaro, que siguiera de cerca las acciones de los estadounidenses: la misionera Anne Coope y el explorador Richard Oglesby Marsh.

A su regreso a Panamá en enero de 1925, encontró un conflicto entre policías e indígenas a punto de estallar, por lo que pidió la intervención de militares estadounidenses de la Zona del Canal, para que ejercieran un protectorado, y redactó la Declaración de independencia y derechos humanos del pueblo de Tule y Darién. Marsh obtuvo el apoyo del embajador estadounidense, quien ayudó a que el gobierno panameño firmara un acuerdo de paz que garantizara los derechos humanos y políticos de los gunas.

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